Con preocupación hemos visto cómo en estas últimas semanas los hechos de violencia al interior del sistema educativo han ido en incremento. Nuestra región no ha estado ajena a dicho fenómeno. En la última quincena se han detectado al menos nueve situaciones que involucran a diversas comunidades educativas.
La explicación de este fenómeno tiene un origen sistémico en el cual la familia y el entorno social se muestran como claves dentro del proceso. La escuela ha sido el espacio en el que se están viendo reflejadas las nuevas formas de vinculación de una sociedad altamente afectada por estos dos años de encierro, marcadas por la intolerancia y la agresividad.
Hoy, vemos grupos de jóvenes con escasos referentes positivos respecto al deber ser dentro de un grupo social; jóvenes en los que prima la competencia, el desgano y la violencia y que, durante estos dos años de pandemia, estuvieron preferentemente solos y desregulados. Algunos de ellos con urgente necesidad de apoyo respecto a su salud mental y el control de adicciones.
Por otro lado, tenemos a las familias de aquellos estudiantes que se han transformado en víctimas de estos hechos de violencia, quienes piden justicia frente a situaciones en que se han visto vulnerados los derechos de sus hijos e hijas y que piden acciones concretas que velen por la seguridad al interior de las aulas.
Finalmente, tenemos a las y los docentes que, luego de dos años durísimos, se ven atados de manos frente a situaciones que van más allá del proceso educativo para el cual han sido formados y que, muchas veces, aun cuando lo deseen, no cuentan con las herramientas necesarias para afrontar esta nueva realidad.
Desde ONG Canales confiamos en que las autoridades educativas prontamente tomarán medidas respecto a esta situación. No solo promoviendo sumarios e investigaciones desde la superintendencia, cuando sea necesario, sino que efectivamente dando un espacio a la formación de los docentes para la posterior formación de los estudiantes en el desarrollo de habilidades socioemocionales claves para volver a dialogar y detener los enfrentamientos.
Con el apoyo de gremios, empresas, instituciones de educación superior, y todos aquellos que conforman el ecosistema Técnico Profesional, continuaremos trabajando por promover una educación TP pertinente y de calidad, que acoja y promueva las estrategias que contribuyan a formar jóvenes en una sana convivencia y en el respeto a los demás.